
En nuestro país es difícil por no decir casi imposible comprar armas nuevas, me refiero a escopetas por lo que, continuamente se ven en las páginas de internet compra-venta de armas usadas y por lo tanto, la mayoría de nosotros tiene una escopeta que se compró de medio uso; quise hablar sobre escopetas por ser un arma de cacería de mucho uso y por consiguiente son las que se encuentran en la mayoría de los casos en más mal estado. Manejar armas, en nuestro caso imprescindibles en la mayoría de las modalidades cinegéticas menores, entraña siempre un riesgo, y hay que ser concientes de ello por lo que hay que aprender a adelantarnos al riesgo, pues solo así se consigue evitarlo.
Precauciones que se deben tomar al cazar con escopeta.
Todos sabemos que una escopeta cargada es un peligro potencial para el propio cazador y para los cazadores que pueden estar cerca, ejemplo; siempre es más seguro cazar a una distancia prudente de los compañeros de caza y de haber sentado las reglas de cómo se va a efectuar la cacería con los mismos antes de iniciarla, recordando que cuando un cazador se reúne con los otros integrantes del grupo para cambiar de estrategia para comentar algo o porque los carros ya están cerca en esos momentos el riesgo se multiplica. Así si hay cinco cazadores con cinco escopetas el riesgo aumenta exponencialmente por lo que nunca está de más dedicar algunos minutos a considerar algunos de los riesgos que siempre están cerca del ejercicio de la caza, sencillamente porque en nuestras manos está, en buena medida, evitar esos riesgos o al menos minimizarlos.
Cuidado de la escopeta.
Siempre hay que prestar una atención especial a los cañones para asegurarnos que estén libres de golpes o curvaturas producidas por una caída e incluso puede ser peor, una grieta hernia o fisura, lo que debilita peligrosamente la resistencia del cañón al momento del disparo por lo que si observamos una curvatura o una abolladura hay que dejar de tirar con esa escopeta y llevarla con un buen armero para que valore el daño.
Es frecuente que esos pequeños golpes van pasando y van quedando en el arma, de ahí la necesidad de repasar a conciencia los cañones en la tranquilidad del hogar para analizar si están bien. Los cañones bien desemplomados y limpios deben brillar cuando los miramos por dentro sin verse rayas o arañazos. Si aún después de limpiarlos a conciencia se sigue viendo lo que parece un arañazo, debemos llevar la escopeta a un armero para que la revise y valore lo que puede ser.
Método sencillo para comprobar el estado de los cañones: por fuera, una vez limpios los cañones, se deben observar desde la zona de la recámara en dirección a la boca de los mismos para ver curvaturas, y si a simple vista no se aprecian irregularidades, debemos pasar con suavidad el dedo índice a lo largo de los mismos por varias zonas, atentos a cualquier diferencia cóncava o convexa en la línea exterior.
Cuando montamos la escopeta después de limpiarla hay que ver si tiene holguras en el sistema de enganche, en caso de ser superpuesta o yuxtapuesta, así como en la inserción de la cola de la recámara en escopetas semiautomáticas, signo de que necesita algún tipo de ajuste por parte de un armero para su seguridad.
Estas holguras se dan en escopetas con muchos miles de disparos, como es el caso de esas bellas escopetas que vamos heredando de padres a hijos, o que compramos de medio uso sin saber el manejo que se le ha dado.
Hay que poner mucha atención en aquellas escopetas que se usan simultáneamente para caza y tiro pues sin darnos cuenta a veces tiramos al año más de lo que creemos y conviene revisarlas más a menudo que las que tiran menos.
También hay que estar atentos a los pasadores de las escopetas semiautomáticas, al carro y que el grupo del cerrojo y percusión funcionen bien y no tengan suciedad incrustada que faciliten el fallo en el mecanismo de enserrojamiento, percusión o extracción fallos que pueden provocar fácilmente algún encasquillamiento más que una derivación peligrosa.
Cuidados con los cartuchos.
Aquí el momento crítico se produce cuando se percute el pistón del cartucho y se realiza la combustión de la pólvora, lo que desencadena el disparo.
Al margen del impacto por la carga de perdigones existen al menos dos riesgos fundamentales: la perforación del pistón del cartucho disparado y el reventón del cañón. En las escopetas superpuestas y yuxtapuestas hay que revisar igualmente que todas las agujas percutoras estén bien, que no piquen con mayor profundidad de lo normal, pues esto puede llegar a ser peligroso; por ello es bueno observar los cartuchos después de los disparos, no hace falta hacerlo tras cada disparo, pero de vez en cuando es recomendable.
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Cuando el pistón se perfora, -no es frecuente pero puede ocurrir- y puede ocurrir como decíamos anteriormente por haber tenido un picado excesivo de la aguja percutora o un grave defecto en el propio pistón, la energía generada de la combustión de la pólvora tiende a recorrer el camino más fácil que en éste caso suele ser el propio pistón, por lo que estaríamos ante una salida trasera de combustión, así que el fogonazo con toda su energía y todos sus gases saldrían hacia la pared de la aguja percutora, lo que puede provocar que la escopeta literalmente se parta o se abra, y si tenemos en cuenta que estamos apuntando con la cara cerca de ese punto las consecuencias serían desastrosas. De estos dos casos solo uno puede ser minimizado por nuestra parte por lo que es recomendable una observación cuidadosa de vez en cuando del picado que hace nuestra aguja en el pistón observando que si pica más fuerte y hondo de lo normal hay que dejar de tirar con esa escopeta y llevarla con un armero para que la revise y repare.
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Nunca hay que afilar la aguja percutora, la aguja percutora es una pieza mecánica sometida a grandes y continuos esfuerzos mecánicos. Lo que se producirá en un tiempo concreto de uso es el desgaste lo cual es normal, llegando incluso a partirse. Así es que, si notamos algo raro en la aguja, no es nada aconsejable querer arreglarlo por nuestra cuenta, lo indicado es acudir con un armero para que la cambie.
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Caducidad de los cartuchos: cuidado, también los cartuchos que tenemos en casa desde hace años y que no usamos y que un buen día los cargamos para llevarlos de cacería puede ocurrir que la humedad o el mismo tiempo pasado desde la fabricación de esos cartuchos sea motivo de que el pistón no reaccione como debe al recibir el golpe de la aguja, generando un accidente. En teoría un cartucho "No tiene fecha de caducidad" por lo que conservarlos en un ambiente adecuado pueden funcionar perfectamente por muchos años después de haberse fabricado. Por lo anterior, es recomendable que valoremos los cartuchos que hemos llevado con nosotros alguna vez y se han mojado, se han caído al suelo, así como restos de cajas que no se han usado para considerar el riesgo que nos pueden dar, lo mejor es que, pasados tres o cuatro años deben de cortarse, vaciarlos, meter la pólvora y los casquillos en una bolsa con agua y tirarlos a la basura, ya que en nuestro país no existen contenedores destinados a recoger estos residuos por lo que hay que hacer que su combustión sea casi imposible, ya que es potencialmente peligroso para quienes manipulan estos residuos urbanos.
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El temido reventón de la escopeta: un cañón de una escopeta puede reventar por diferentes motivos, aunque hay dos que suelen ser los más habituales.
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El primero es que un cañón reviente porque se haya obstruido la boca o el ánima del mismo y esto puede pasar porque nos caigamos mientras cazamos y se meta lodo en el cañón, por mover las matas con el cañón de la escopeta y se introduzca una rama, o porque olvidemos dentro un objeto de limpieza No hay que tener prisas cuando por mala suerte nos caemos y metemos el cañón o los cañones de la escopeta en la tierra o en el lodo; en ese momento aunque tengamos media docena de patos delante, lo primero que debemos hacer es desmontar la escopeta, mirar los cañones y en caso de estar sucios por dentro, limpiarlos pero limpiarlos bien dejándolos totalmente libres de lodo pues por poco que quede el peligro es enorme.
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El segundo es que los cañones son seguros mientras su límite constrictivo aguante, por lo que después de la ignición la energía se libera por el punto más crítico o débil de la estructura del cañón de ahí lo que comentábamos al principio de revisar golpes, fisuras etc. Ante ésto la principal medida para evitarlo es la prudencia y el sentido común, si dejamos la escopeta en el suelo mientras cazamos es importante que esté abierta y sin cartuchos, y cuando la tomemos para reanudar la cacería siempre hay que estar seguros que están los cañones despejados sacudiéndola hacia abajo.
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Otro motivo de accidente en cuanto a reventones de los cañones puede estar originado porque el taco del cartucho se quedó dentro del ánima por una deficiente combustión, no es frecuente pero hay que tener cuidado con los cartuchos que almacenamos durante años, con los cartuchos que se han humedecido, pues puede ocurrir que tras percutir el pistón la pólvora no se queme bien, el disparo se quede a medio camino dentro del cañón y en ese caso puede que el cañón reviente o que la energía se libere hacia atrás en dirección a la recámara y por tanto a la cabeza del cazador.
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Otra medida de precaución que debemos hacer por nuestra parte es no arriesgarnos a disparar cartuchos que puedan desarrollar una presión muy cercana a la que los cañones están probados algo que muchos cazadores no respetan.
Por término medio un cartucho calibre 12 con carga media o incluso pesada de entre 32 y 36 gramos no suele pasar de los 650 o 700 kg de presión incluso dependiendo de las pólvoras empleadas y de otros componentes del cartucho, las presiones desarrolladas son menores. No hay que arriesgarnos irresponsablemente, metiendo cartuchos de 36 o 38 gramos en escopetas probadas por ejemplo a 700 kg y esto por un elemental sentido de la lógica.
Es muy común querer hacer "pruebas" muy arriesgadas de gramaje sobre todo en cazadores que siguen empleando escopetas de hace años -y hacen bien porque son escopetas muy buenas- pero lo que ocurre es que, por sistema se emplean cartuchos que rozan los "mágnum" en cuanto a presión, y me refiero a esos cartuchos de 40 y más gramos de plomo tipo semimagnum del 12/70mm que están desarrollando presiones superiores a las certificadas según punzones en dichas escopetas, por lo general marcadas a 700 kg. Seguro que en éstas escopetas unos cartuchos de 32 o 34 gramos funcionan igualmente bien y se evitan riesgos innecesarios.
Hay que tener cuidado igualmente con las recámaras de 65 y 67 mm en calibre 12 pues esto si es peligroso si no se tiene en cuenta y se meten es esas recámaras cartuchos de 70mm de vaina, incluso es peligrosísimo tirar con cartuchos de 67.5mm en recámaras de 67mm. Atención cazadores que usan el calibre .410 magnúm pues éstos cartuchos solo deben dispararse en escopetas con recámaras de 76mm y no de 70 mm.
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Hay cazadores que están en la creencia de que si cortamos la vaina de un cartucho a la altura del taco, al dispararlo, este cartucho de perdigones se convierte en una bala que nos puede servir para abatir por ejemplo un jabalí mientras cazamos palomas o conejos, no niego que la idea, para quien se le ocurriera, fuese mal encaminada si no se tienen en cuenta ciertos principios básicos de física y de seguridad. Es totalmente descabellado y tremendamente peligroso. Pues nos arriesgamos a que la escopeta reviente. O lo que es peor que ese reventón nos lleve al cielo donde los cazadores llevan alas en la espalda.
Condición física.
Es recomendable que todo aquel que se considere cazador, aparte de practicar con frecuencia el tiro al blanco en todas sus modalidades, también debe hacer ejercicios de acondicionamiento físico para mantener su sistema cardio-respiratorio en óptimas condiciones, para evitar fatigas y porque una de las causas más frecuentes de muerte entre los cazadores es el infarto al miocardio por exceso de ejercicio y no tener una condición física adecuada.
Por último, atención a los desplazamientos.
Para ir a cazar, se requiere desplazarse en carro o camioneta hasta el campo. Atención los desvelados y los trasnochadores, conducir en invierno con neblina o lluvia y cansado es muy peligroso. Ya en el campo hay que valorar los caminos con lodo porque nos podemos atascar, es mejor dejar el carro en un lugar seguro aunque tengamos que caminar más. Otra precaución de tener en cuenta en los días de mucho sol en que los vehículos alcanzan en su interior temperaturas hasta de 75°C es que no debemos dejar los cartuchos en el interior ya que el calor extremo aumenta la presión de la pólvora dentro de la vaina haciendo que los cartuchos a la hora de dispararlos con nuestra escopeta desarrollen presiones mayores a las habituales poniendo en riesgo el cañón de nuestra escopeta y por ende a nosotros mismos por lo que recomendamos que los cartuchos de todo tipo se manejen dentro de pequeñas hieleras para que no sean expuestos a temperaturas muy altas que los hagan erráticos y peligrosos.
Prevenir más que lamentar.
No hay que bajar la guardia y pensar que a uno nunca le van a ocurrir los accidentes, acuérdense que el "hubiera" NO EXISTE y que si ponemos atención a ésta serie de consejos básicos y de sentido común tendremos muchas jornadas de caza apasionadas y divertidas sin estar expuestos a un accidente. Acuérdense que lo más importante en la cacería es la SEGURIDAD.
El ruido: un sonido desagradable
El tiro y el por qué de la prevención de lesiones sobre el aparato auditivo
En numerosas actividades humanas, ya sea en el medio laboral o en el hogareño, se debe convivir con el ruido, al cual se lo puede definir como: un sonido desagradable, no deseado por quien lo escucha, molesto y dañino para el aparato auditivo. De allí, que a la producción del llamado traumatismo auditivo y más precisamente al traumatismo auditivo agudo se lo pueda considerar como un accidente de trabajo, y a la hipoacusia inducida por el ruido se la pueda considerar como una enfermedad laboral.
Por Oscar Enrique Vanzetti